El medio ambiente

Cuando se habla de Humberto de la Calle, dos condiciones son esenciales. Es un hombre de Estado y es un liberal consecuente. Después de ser secretario de gobierno del Departamento de Caldas en 1984 y juez municipal de Salamina, en 1986, este abogado caldense pasó a desempeñar altos cargos en la órbita pública, siendo solo uno de elección popular.

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Ese fue el Vicepresidente de la República, dignidad a la cual llegó como fórmula de Ernesto Samper Pizano, en 1994. Pero de esa crisis salió bien parado. Líderes de opinión y políticos de todas las orillas reconocieron como valiente su actuación. No en vano, una vez estalló el escándalo del proceso 8.000, en 1995, en el que se destapó la entrada de recursos de la mafia a la campaña de Samper, De la Calle renunció a la Vicepresidencia.

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Antes de ser Vicepresidente fue Registrador (1982-1986) y Magistrado de la orte Suprema de Justicia (1986-1990). También ejerció como Ministro de Gobierno (1990-1993) durante el mandato de César Gaviria, cargo en el cual tuvo un importante rol de componedor político.

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En concreto, su ministerio se remitió a representar al gobierno nacional en la Constituyente de 1991, lo cual lo llevó a escribir proyectos de articulado, defender planteamientos estratégicos para el Ejecutivo y relacionarse con todas las bancadas. Desde ese momento, reconoce el mismo De la Calle, adquirió un perfil de negociador.

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El buen manejo político fue el criterio que llevó a Andrés Pastrana a nombrar a De la Calle Ministro del Interior entre 1998 y 2002, de donde pasó a la Embajada de la OEA. Su último cargo público antes de convertirse en candidato por el Partido Liberal, en noviembre de 2017, cuando le ganó una consulta partidista a Juan Fernando Cristo, fue el de jefe del equipo negociador en el proceso de paz con las Farc (2012-2016).

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Perfil tomado de: http://especiales.semana.com/elecciones-presidenciales-2018/candidatos-hoja-de-vida/humberto-de-la-calle.html

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